25/6/09

25 junio 2009

Una pequeña historia
(Extraída de M. Gellert)

Hace mucho tiempo hubo un rey que murió y llegó a las puertas del cielo.
Esperaba unas puertas magníficas, pero sólo encontró a San Pedro de pie ante una puertecilla insignificante.
_¿Puedo entrar?
-Veamos -San Pedro consultó sus notas. -Es cierto que has sido un buen rey. Has hecho cosas importantes. Pero has vivido tan identificado con tu corona que no sabría decir si eres algo sin ella. Me temo que no encajarías aquí. Lo siento, pero no puedes entrar.
El rey, consternado, preguntó:
-¿Qué tengo que hacer para entrar? No tengo ningún sitio al que ir.
Bueno -dijo Pedro-. Yo te recomiendo que vuelvas a la tierra y aprendas a ser pequeño.
El rey así lo hizo, y en su siguiente vida eligió deliberadamente un camino no tan grande. Se hizo médico, viajó aprendiendo por todo el mundo, trabajó entre los pobres sin cesar y, aunque no tuvo tiempo de crear una familia, eso no le importó. Finalmente envejeció, murió y se volvió a encontrar ante Pedro.
-Hum -dijo Pedro-, es cierto que has vivido una vida más pequeña, dedicada a los demás, pero ¿no es verdad que te sentías orgulloso de eso, que pensabas que tenías una misión divina y que lo hacías pensando en tu salvación?.
-Bueno- respondió el rey-médico-. ¿Y hay algo malo en ello?
Nada, nada -dijo Pedro- Lo que pasa es que no es pequeño.
Al escucharlo, el rey rompió a gritar e insultar a Pedro, que comentó:
-No, no. Tampoco eso es pequeño. Inténtalo de nuevo.
Así que el rey-médico volvió a la tierra, decidiendo esta vez ser zapatero en una aldea perdida. Se casó con una chica del pueblo, crió un par de hijos y vivió en una casita junto a su taller. Desarrolló una felicidad serena. Disfrutaba con su familia, su trabajo y sus vecinos. Llegó a ser muy viejo, sobreviviendo incluso a su esposa y sus hijos y, aunque estaba solo, seguía gozando de sus días, arreglando zapatos y sentándose de noche frente al fuego, como hacen los viejos.
Finalmente, el zapatero murió y una vez más se encontró con San Pedro a la puertecita del cielo.
-¿Sabes lo que te digo? - exclamó antes de que Pedro pudiera hablar- Lo he pasado tan bien en esta vida que, si quieres, puedes mandarme otra vez a la tierra.
-Venga, hombre, pasa- le dijo San Pedro con una sonrisa.

6 comentarios:

  1. Hola Soledad.

    Cuando encontramos la paz en las cosas sencillas es cuando, encontramos la verdad del Ser.
    Namasté.

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  2. Quién pudiera volverse realmente pequeña.
    Un abrazo.

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  3. ...y estaba ocurriendo siempre.
    Un abrazo.

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  4. OM

    "Bendito aquel que no es mas grande que su verdad..!" (TAGORE).
    Un besito!

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  5. remiendo zapatos, sin compromiso...

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