29/4/09

29 abril 2009

Kabir:

En el comienzo, Él estaba solo y se bastaba a sí mismo.
No había entonces ni comienzo, ni medio, ni fin.
No había ojos, ni noche, ni día.
No había tierra, ni aire, ni cielo, ni fuego, ni agua,
ni ríos como el Ganges y el Jumna;
ni mares, ni océanos, ni olas.
No había vicios ni virtudes,
ni libros sagrados como los Vedas, los Puranas o el Corán.

Kabir reflexiona y dice:
Todo era entonces silencio y paz.
El Ser Supremo permanecía inmerso en el seno profundo de sí mismo.
El Dueño no come, ni bebe, ni vive, ni muere.
No tiene forma, ni color, ni vestido.
No pertenece a un clan, ni a una casta, ni a nada...
¿Cómo podría yo describir su gloria?
No tiene forma y, sin embargo, no está sin formas.
No tiene nombre.
Carece de color y no es incoloro. No tiene morada.

Kabir medita y dice:
El que no tiene casta ni país, ni forma, ni cualidad, llena el espacio.
El Creador ha puesto en el Ser el juego de la dicha,
y de la palabra "Om" nació la creación.
La tierra es su gozo; su gozo es el cielo.
Su gozo es el esplendor del sol y de la luna.
Su gozo es el comienzo, el medio y el fin.
Su gozo es visión, sombra y luz.
Los océanos y las olas son su gozo.
Su gozo, las Saraswati, el Jumna y el Ganges.
El Dueño es uno: vida y muerte,
unión y separación son los juegos de su gozo.
Sus juegos son el sol y el agua y el universo entero.
Sus juegos, la tierra y el cielo.
En el juego se desarrolla la creación; en el juego se establece.
El mundo entero -dice Kabir- reposa sobre su juego;
pero el jugador permanece desconocido.

6 comentarios:

  1. Om...siempre Om....muy oportuno...cuidate!!!

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  2. Hermosa reflexión. Y sin embargo hemos "creado" a ese ser Supremo a nuestra imagen y semajanza particular de cada uno, de cada religión...

    Un abrazo

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  3. precioso! "unión y separación son los juegos de su gozo".
    Gracias!
    Namasté

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  4. Hola Soledad.

    "De la palabra "Om" nació la creación".

    Precioso.

    OM Shanti, Shanti, Shanti.

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  5. Efectivamente, creamos a Dios a nuestra imagen y semejanza, y ese Dios se va depurando a medida que nosotros nos depuramos.
    De ahí la necesidad de las noches oscuras, que suponen una purificación no sólo nuestra, sino, en palabras de Juan de la Cruz, "de lo que del Amado en tí concibes".

    Pero resueno con la belleza de textos como el de Kabir, y con la primitiva rotundidad del Génesis.

    Un gran abrazo para todos.

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  6. te invito a leer a Joel Goldmith: el Camino del Infinito. Christian advaita...

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