6/2/10

6 febrero 2010

Del blog http://gaudiosa.blogspot.com/


"En relación con las palabras de las Escrituras: “Él es tu salmo y también es tu Dios”, Rabí Pinjas dijo lo siguiente:

“Él es tu salmo y también es tu Dios. La plegaria que el hombre reza, la plegaria en sí misma es Dios. No es como si pidierais algo a un amigo. Él es otro y vuestras palabras son otras. No es así en la oración, porque ésta unifica los principios. Cuando el hombre que reza piensa que sus preces son una cosa separada de Dios es como un suplicante al que un rey concede una dádiva. Pero aquél que sabe que su plegaria es Dios, es como el hijo del rey que toma lo que necesita de los almacenes de su padre.”"

Martin Buber: Cuentos jasídicos. Los primeros maestros. Vol. 1.

5 comentarios:

  1. Cuando se entiende que soy en el Uno y el Uno es en mí, me siento en paz, cuando no encuentro la paz, se que cuento con los almacenes, gracias Soledad, un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Sí, Queo. Lo mismo digo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Hola Soledad:

    Vista la oración así, como la muestra Buber, deja de ser un nexo entre dos entidades para convertirse en unidad gozosa en la presencia.

    Las enseñanza de este maestro nos dejan
    siempre en esa unidad presente en el aquí y ahora.

    Gracias Soledad, y un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Cuando uno habla con Dios y esa charla es Dios hablando con uno mismo, de pronto, hablar con uno mismo se transforma en una revelación.
    La oración, entonces, no es un rito siquiera. Es recordarse.
    Recordar que somos divinos, una célula en el cuerpo sin medida de Dios. Y vivirlo ahora, aquí, como dice Delia, con sólo aceptar lo que soy.

    Gracias, Soledad, por este regalo

    ResponderEliminar
  5. Sin esta perspectiva que publicas, no tiene mucho sentido orar.

    El recitar una oración bajo esta perspectiva es una subyugación infalible de la voluntad fragmentada y confundida. Tal y como se doma una bestia sin lastimarla.

    ResponderEliminar