26/2/09

26 febrero 2009

La ilusión del yo. Ese yo que, en palabras de Wayne Liquorman, reivindica autoría y responsabilidad, no es más que un pensamiento intermitente, sin mayor peso o importancia que cualquier otro pensamiento.

No se trataría, por tanto, de aniquilarlo. Primero, porque no habría nada que aniquilar, y segundo, porque no habría nadie para hacerlo.

En cierta ocasión se le preguntó a Consuelo Martín:
-¿Hay algo que podamos hacer?

Su respuesta:
-Absolutamente nada.

3 comentarios:

  1. Hola Soledad. Me he topado con tu blog y me animo a escribirte esras líneas pues he asistido a varios de sus retiros...es una alegría palpar que atisbos de Luz pululan por la red...A lo mejor hemos coincidido y no nos reconocemos...
    Si te surge escribir: KUKUARRIENAITZ@GMAIL.COM

    ResponderEliminar
  2. Yo también he sistido a Retiros de Consuelo.
    Es una bendición poder contar aquí con una maestra como ella.
    Y sí, produce alegría encontrar a otros buscadores por los caminos del mundo y de la Red.
    Lo mejor para tí.

    ResponderEliminar
  3. pero seguimos haciendo... por eso todo parece tan lejano en la busqueda (hacer)

    ResponderEliminar